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viernes, 6 de febrero de 2015

LA PACIENCIA. "EL BAMBÚ JAPONÉS"

En estos días que todo se hace deprisa, que corremos hasta para dormir, que todo debe ser rápido, instantáneo, merece la pena reflexionar un poco sobre la paciencia, y los logros de la misma. Para ello os pongo un sencillo cuento zen, titulado “El bambú japonés”. Espero os guste. No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego. Hay algo muy curioso que sucede con el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembra la semilla, la abonas y te preocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años. Llegan al éxito aquellos que luchan de forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo, esto puede ser frustrante, aquí es donde debemos recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, no debemos abandonar por no “ver”, el resultado que esperamos, está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando. Quienes no se dan por vencidos, van gradualmente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia. Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos estrés y malas conductas e incluso enfermedades. ¿Para qué?, por ello te propongo recuperes la perseverancia, la espera, la aceptación, en definitiva LA PACIENCIA. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes, como dice el cuento, quizás “sólo estés echando raíces”.